Si deseas conocer sobre la vida y obra de Raúl Ferrer, hoy el especialista, Julio M. Llanes, le propone una hermosa crónica sobre este gran cubano.
Raúl Ferrer, fue uno de los artífices esenciales de esa batalla de lápices y libretas.
Siempre he pensado que es difícil intentar apresar en palabras la luz y el estruendo
perdurable que nos dejó en la memoria ese paradigma del magisterio, ese relámpago humano llamado Raúl Ferrer. Por tanto, después de escuchar a los dos experimentados y elocuentes pedagogos, no cometeré el error de teorizar sobre su obra y vida. Creo que es mejor evocarlo en aquellas aristas humanas suyas que me siguen impresionando.
Alguien me preguntó un día si yo había sido alumno de Raúl Ferrer y le dije que no, porque nunca estuve en su aula. Con el paso del tiempo, me he convencido de que debí responder lo contrario, ya que su maestría no estaba limitada por espacios físicos ni horarios y se ha ido asentando dentro de mí, de manera tal que siento que me acompaña tanto en mi labor personal, como en mi tarea de escritor.
¿Cuándo y cómo conocí a Raúl Ferrer? Creo que en vez de conocerlo lo descubrí. Recuerdo que yo era un niño de once años que había tenido que abandonar la escuela con solo 5to grado de primaria para dedicarme a vender dulces y limpiar zapatos en un pueblito llamado Yaguajay, donde por obra del azar concurrente, todos conocían al maestro, que era uno de sus habitantes esenciales. Un día, convertido en brigadista Conrado Benítez, me fui a la Campaña Nacional de Alfabetización, en la cual mi coterráneo ilustre fungía como vicecoordinador nacional. Orgulloso andaba yo con mi cartilla Venceremos. Nunca lo había visto, pero muchos años después, como un José Arcadio Buendía
* Intervención del escritor Julio M. Llanes en el panel “Magisterio, poesía y pasión en Raúl Ferrer”, realizado a propósito del centenario de su natalicio, el 15 de febrero del 2015, en la sala Nicolás Guillén, de la Fortaleza de la Cabaña, durante la Feria Internacional del Libro de La Habana. También fueron pa¬nelistas los doctores Lidia Turner y Ramón Luis Herrera.
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